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La luz de Eärendil

Se hace difícil hablar sobre la extensa obra de Tolkien, más bien sobre el Universo de Tolkien, porque J.R.R Tolken no creaba historias, construía un mundo antiguo mitólogico de una dureza y a la vez una belleza visual impresionantes. Ahí radica la dificultad de abordar alguna historia de este mundo. ¿Por dónde empezar? ¿cómo contar un fragmento de esa historia sin hacer un pequeño prólogo para explicar como derivó ese Universo hasta ese momento, sin que el prólogo  dure más que la propia historia? Para haceros una idea, el relato narrado en el Señor de Los Anillos, transcurre en apenas 1 año. Tolkien narra la historia de Arda (el mundo) en sus primeros 16.000 años, desde "La Creación" hasta que los elfos abandonan la Tierra Media y el mundo deriva de un período mitológico a uno histórico. Para ello no sólo creó razas, especies, paisajes, sino también lenguas enteras, con sus normas ortográficas, declinación etc. De tal forma que uno podría hablar una conversación casi completa en Alto élfico, en élfico sindarin, en oestron (idioma de los hombres del oeste), algo de Kazad (idioma enano) etc. Además Tolkien no explicaba su mundo de forma lineal, en alguna novela, sino que creaba fragmentos, pequeños cuentos, a veces sin relación entre ellos, que necesitaron de una gran tarea de recopilación por parte de su hijo, y sus seguidores para dar forma a toda su historia (como ocurriría en la  vida real).Todo ésto hace que el universo de Tolkien parezca  más "creible" que cualquier otro relato de ficción.

Hoy os quiero hablar, intentando no aburriros, de la historia de Eärendil (para mi, una de mis favoritas).

Pero antes voy a intentar un pequeño prólogo:

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Imaginaos que el mundo nace de una canción, de una melodía celestial comenzada por Eru-ILÚVATAR (el creador de todas las cosas) y los Valar (arcángeles- semi dioses clásicos) que dan forma al mundo con sus notas. Todo parece sonar bien hasta que un vala, Melkor (al que los elfos llamarían Morgorth ), comenzó a tocar en solitario su propia melodía distorsionando aquella creación. Las últimas notas,la de los "hijos de Iluvatar", fueron creadas sólo por el propio Eru. Así se creo Arda (el mundo"), y en ella, en la parte occidental (Amán), vivirían los Valar con sus sirvientes Maiar (espíritus menores) rigiendo el mundo, sin alterarlo. Y separados por un gran mar; en la parte oriental, irían apareciendo, a través de signos, "los hijos de Iluvatar" (Elfos, hombres, enanos). Pero todo esto quedó truncado por la obra de Morgorth. Este vala corrupto no aceptaba vivir en un mundo sin poder cambiarlo a su antojo, sin intervenir en su devenir. Pronto marchó al este del gran mar junto con los espíritus maiar fieles a su causa, que adoptaron formas amenazadoras, la mayoría espíritus de fuego (Balrogs). Con ellos también partió un maiar muy poderoso llamado Mairon, perteneciente a la casa del Vala Aüle (símil del Dios Vulcano), y que fue convencido por Morgorth por su poder e inteligencia para utilizar su conocimiento en la transformación de seres y cosas en el mundo. Pero por sus crueles actos, con el tiempo, los elfos lo llamarían "Sauron"(elaborrecido).

Tras años de oscuridad,  aparecieron las estrellas en el cielo, y los elfos (los primeros Hijos de Iluvatar) despertaron en el este. Morgorth los persiguió y torturó, llegando a modificar su esencia, hasta crear la raza de los orcos . Los Valar reaccionaron y llevaron a los elfos que quisieran a Amán, aunque muchos de ellos aterrorizados del poder de Morgorth y sus seguidores, no terminaron de fiarse de la ayuda prestada y se quedaron en la Tierra Media. Ante ésto, los Valar sometieron al vala corrupto y lo llevaron a Amán, donde después de largo tiempo encadenado, fue perdonado.

En Amán los elfos que marcharon a esa tierra florecieron y se enriquecieron con el conocimiento que los "Poderes del Mundo" les proporcionaba, pero Morgorth (ya perdonado) tenía sed de venganza, y urdió un plan para llevar la ruina al mundo de los elfos.  Junto Ungoliant (un espiritu maiar con forma de araña gigante) se deslizó dentro de la casa de Finwe, uno de los reyes elficos (el linaje de los noldor), matando al rey y llevándose los Silmarils (joyas que brillaban cuyo poder era enorme) que habían creado con los conocimientos de los Valar. Los hijos de Finwë, entre ellos Fëanor juraron venganza y partieron a la Tierra Media para matar a Morgorth y recuperar las joyas. Aunque los Valar prohibieron salir a los elfos noldor, bajo pena de no poder regresar a Amán, muchos de ellos partieron, incluso llegando a matar a los hermanos que no les proporcionaron ayuda.

En la Tierra Media pasaron siglos de desdichas, de guerras entre Morgorth y los elfos, de actos heroicos y de traiciones entre los propios elfos. Con este panorama aparecieron los Hombres (otros Hijos de Iluvatar), pero a ellos ningún Vala fue a rescatarlos. Cuando los elfos los vieron por primera vez, muchos de ellos los despreciaron por su aspecto "animal", porque que los elfos no entendían "la muerte natural" de los hombres ya que ésta era desconocida entre ellos.

Pero otros elfos llegaron a sentir amor hacia ellos (como Finrod), y los educaron y enseñaron su conocimiento del mundo, previniéndoles de las mentiras de Morgoth. Así a los humanos pertenecientes a las tres casas de hombres que no siguieron a Morgoth y prosperaron junto a los elfos los llamaron "edain". Incluso hubo uniones entre elfos y hombres, como las de Tuor e Idril, o la mas bella y famosa de Beren y Luthien. A los hijos de estas uniones hombre-elfo se les llamó peredhil.

Tras el prólogo (ya os dije que era complicado sintetizar tanta información) ahí va la historia de Eärendil:

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(Los acontencimientos que narro acontinuación acerca de la Tierra Media ocurren en la región de Beleriand, que es una parte de la Tierra que se hundió bajo las aguas tras los sucesos ocurridos al final de la Primera Edad.)

Eärendil nació en el 503 de la Primera Edad en el reino de Gondolín, hijo de Tuor (hombre) y la princesa élfica Idril, hija de Turgon. Eärendil era por tanto un peredhil (medio elfo). De niño vivió la caída de la ciudad escondida de Gondolín a manos de un ejercito enorme de Balrogs, dragones y orcos, comandados por Gothmog, el Balrog mas poderoso, que asaltó la ciudad destruyéndola hasta los cimientos, antes de morir a manos del elfo Ecthelion. Esta ciudad se salvó durante décadas por su segura localización entre las montañas, hasta que la traición de un habitante delató su posición a los secuaces de Morgorth.

Pocos fueron los supervivientes de la caída de Gondolín, entre ellos Eärendil, que junto a sus padres huyeron a Arvernien, en la desembocadura del río Sirion. Cuando llegaron  encontraron que allí también habitaban otros refugiados, los supervivientes de la caída del gran reino de Doriath, el gran baluarte de Beleriand contra el enemigo, y que cayó por "manos amigas".

La ruina de Doriath fue incluso mas triste que la de Gondolín. Doriath estaba gobernado por el rey Thingol, uno de los primeros elfos nacidos que fue seducido por una espíritu maia, Melian. Ambos se casaron y fundaron un reino, que con el poder de Melian quedó protegido del enemigo durante casi toda la Primera Edad. Pero la caída de Doriath comenzó a fraguarse cuando la hija del rey Thingol, Luthien, y su pretendiente humano, Beren,  consiguieron un silmaril arrancado de la mismísima corona de Morgoth, como prueba de su amor. Aquello fue un encargo imposible encomendado por el padre de Luthien (el rey Thingol), para que su unión con un humano no fuese realidad, pero por lo visto, el amor todo lo puede, o al menos hace cosas increíbles.

En definitiva, es una historia demasiado hermosa para resumirla en unas lineas.

Pero un a gran maldición se desató cuando la noticia de la ubicación en Doriath de un Silmaril llegó a los reinos gobernados por los hijos de Fëanor, y comenzó un conflicto entre elfos. Aunque Fëanor ya no vivía, puesto que murió años atras en combate ante El Capitán de los Balrosgs, Gothmog, sus hijos se sintieron atados al  juramento de su padre de conseguir a toda costa la venganza por la muerte del rey Finwë en manos de Morgorth (ocurrida en Amán) y recuperar los silmaril robados por el enemigo, que consideraban suyos por legítimo derecho. Este juramento les hizo exigir el silmaril al reino de Doriath, ya gobernado por el hijo de Beren y Luthien, Dior, que sucedió a su abuelo por la muerte de éste por una traición (provocada también por el propio Silmaril). Dior se negó a entregar la valiosa joya a los elfos noldor, y el reino, sin la protección de Melian, fue arrasado en una guerra vergonzosa. En la batalla, Dior dió muerte a varios hijos de Feanor, pero al final también  falleció. Sus hijos Élured y Élurin fueron capturados por un sirviente de un Feanoriano y abandonados en el bosque para que murieran de hambre. Cuando Maglor y Maedhros (los únicos supervivientes entre los hijos de Feanor) supieron del brutal acto perpetrado por un miembro de su propio ejercito, buscaron a los niños durante años sin encontrarlos.

Tanta muerte no sirvió de nada, pues otra hija de Dior, Elwing, con parte de su pueblo escapó durante la batalla con el silmaril río abajo, hacia la desembocadura del Sirión, en Arvenien.

Así pues tras estas dos tristes historias, se encontraron en Arvenien, en aquel reducto a orillas del Beleager (el gran mar), el resto de dos linajes pertenecientes a dos reinos perdidos (Doriath y Gondolin), y entre los supervivientes también se encontraban Eärendil y Elwing. Sus historias eran tan parecidas, además de su condición única de peredhil (medio elfos), que sintieron el amor entre tanta desgracia, y se casaron.

Se podría decir que con la destrucción de estos reinos, a todos los efectos, Beleriand había caído, puesto que los ejercitos de Morgoth campaban por doquier sin que ningún reino élfico les pudiera plantar cara; y los hijos de Feanor que otrora llegaran orgullosos a la Tierra Media persiguiendo a Morgoth, ahora se contentaban con arrebatar cualquier silmaril a sus hermanos elfos, aunque esto significara la muerte y la deshonra. Hasta ese punto floreció aquella amarga semilla sembrada por Morgoth en aquel triste linaje.

Con todo ésto, Eärendil tras aprender las artes marítimas de Cirdan (el carpintero de barcos) pensó que la única esperanza de resistir residía en navegar hasta Aman (las tierra imperecederas de los Valar) a pedir ayuda. Elwing quiso impedírselo ya que ésto significaba el suicidio, puesto que como medio hombre no tenía permiso de pisar ese suelo, y como medio elfo noldo tampoco (por incumplir sus antepasados elfos la prohibición de salir de Amán), siendo sólo los que tienen permiso los que pueden hallar el camino, el resto perecen. Eärendil no se lo pensó y zarpó hacia Amán, en busca de la única esperanza que le quedaba a su pueblo. Elwing quedó en Arvenien destrozada por el dolor, custodiando el silmaril, y cuidando de sus dos hijos mellizos: Elros y Elrond. (Sus nombres serán muy importantes más adelante).

Aunque el destino volvía a oscurecerse otra vez mas, porque  a los oídos de Maglor y Maedhros llegó noticias de la ubicación del Silmaril en Arvenien, y marcharon con su ejercito para recuperar la joya definitivamente. Fresco estaba en la memoria el desastre de Doriath, así que los hermanos pidieron cortesmente la entrega del Silmaril, aunque tras la negativa de sus habitantes, volvieron a atacar. La batalla fue desesperada, y al final se convirtió en otra matanza. Elwing, sin su marido, no pudo hacer frente aquella desdicha e intentó escapar otra vez con la joya y sus hijos. En un determinado momento, con la confusión, entre el fuego, los gritos y la sangre, Elwing  perdió de vista a sus hijos,  y a la mente le vinieron los recuerdos de sus hermanos raptados y muertos. Los buscó con desesperación, pero no los encontró; por más que gritara, los niños no aparecieron, y el dolor como una tenaza retorció su alma. Durante toda su vida se acostumbró a que el sufrimiento venciera  a la éfimera felicidad, y aunque siempre pudo reponerse, allí, sóla, con el silmaril en la mano, con toda su familia (abuelo, padres, hermanos, marido e hijos) muerta o desaparecida, sintió que las fuerzas de vivir la abandonaban y como alma en pena abandonó la ciudad caminando hacia el mar.

Mientras tanto, Maglor y Maedhros seguían en la fortaleza buscando desesperados a Elwing y el Silmaril. En una de las salas escucharon ruido y al entrar presenciaron un espectáculo dantesco, sobre el suelo lleno de sangre y de cadáveres, entre el hedor de la muerte, en medio de la sala, dos niños se agarraban mutuamente buscando con el calor de sus pequeños cuerpos protección contra el infierno que se desplegaba a su alrededor. Un sentimiento de culpa  invadió a los hijos de Feanor y sintieron debilitarse su ánimo y su orgullo; ellos que durante años buscaron a los hijos de Dior abandonados en el bosque, la imagen de aquellos niños les atormentaría de por vida. Apartaron sus armas y los tranquilizaron; desde entonces Maglor, con ayuda de Maedhros los criaría como un padre.

Elwing, que desconocía estos hechos, embargada de pena, rendida al dolor, marchaba hacia los acantilados para poner fin a tanto tormento, con su vida.

Pero alguien más observaba lo sucedido. De entre todos los Valar (si exceptuamos a Morgorth), sólo uno de ellos no residía en Valinor (Amán): el Vala del mar ÜLMO (símil de poseídon). Este Vala vive en todo el oceáno y el límite de su gobierno acaricia todas las Tierras que bordean el gran mar, adentrándose en los ríos y estuarios. Él, mejor que ningún otro Vala conoce las vicisitudes de elfos y hombres, y él mas que nadie sentía en su interior lo sucedido a Elwing. Aunque como uno de los grandes Poderes del mundo, su misión es la de "no intervenir" en los acontecimientos de los Hijos de Iluvatar, aquello le superó.

Elwing llegó a limite del acantilado, respiró hondo, y agarrando el silmaril, puso fin a tanto daño arrojándose al vacío. Pero cuando se acercaba su final, Ülmo intervino.

Del acantilado, de la espesa bruma, un gran pájaro blanco surgió y con un vuelo elegante marchó al occidente escapando de aquel horror. Y en el cuello de aquel pájaro brillaba una joya que resplandecía desde la lejanía.

Voló sin descansar día y noche, hasta que la fatiga la rindió, y cuando las fuerzas la abandonaban y sintió como el cansancio embargaba su razón, vislumbró en el horizonte unas velas blancas, y hacia allí dedicó su último esfuerzo antes de caer en el desmayo.

En el barco, un marinero fatigado y entregado a la desesperanza, vio como un gran  pájaro volaba fatigosamente hacia él hasta caer rendido a sus brazos. Eärendil, con sus pocas fuerzas, lo agarró contra su pecho y se quedó dormido.

Al despertar, no pudo dar crédito lo que sus ojos le enseñaban: Allí, en medio de aquel eterno mar, lejos de toda tierra, dormía su mujer, abrazada a él, con el silmaril al cuello. Cuando ésta se despertó y contó su versión sobre lo acontecido hasta ese momento, Eärendil sintío que las fuerzas le volvían y con el Silmaril como guía comprendió que todo aquello era una gran señal, y que el destino no iba a dejarlos morir en el mar.

Y gracias al Silmaril, llegaron a Amán.

Los elfos que vivían allí los recibieron con admiración, aunque con miedo ante las consecuencias, ya que su sangre mortal mancillaba aquel reino, y la ira de los Valar podría desatarse.

Elwing, que siempre se sintió más unida a los Elfos(Primeros nacidos) se quedó en la ciduad mientras Eärendil caminaba a Valinor, donde moraban los Valar, para pedir audiencia con su lider Manwë (símil de San Miguel-Zeus).

Manwë lo recibió y recordó a Eärendil la ley infringida con su llegada, pero ante el hecho incompresible de que Ülmo le haya dejado continuar, y que Iluvatar no se haya pronunciado, le dejó hablar. Eärendil contó su historia, la de su mujer, y la de su pueblo, relató todas las atrocidades que Morgorth ejecutaba en la Tierra Media, que aunque observadas por los Valar a distancia, contadas en primera persona por aquel medio elfo-medio hombre, les llegó al corazón. Eärendil pidió formalmente la intervención de los Valar para expulsar a Morgorth, ya que al fin y al cabo, , aunque los orcos fueran una aberración ejecutada con los primeros elfos, ni Morgoth, ni sus maiar, desde Sauron a los balrogs, deberían estar en la Tierra Media, eso no les excluye de la norma de no intervención en el devenir de los Hijos de Iluvatar.

Manwé escuchó pacientemente la disertación de Eärendil, y marchó a deliberar. Tras un tiempo para escudriñar los pensamientos de Eru-Iluvatar, dictó sentencia: Eärendil y Elwing han roto una ley sagrada y deben de ser condenados, nunca regresaran a la Tierra Media para habitarla. Además, desde ese momento todos los perdehil (medio elfos) deberán de elegir en un momento de su vida cuál de los dos linajes tomar: el élfico, y vivir en el mundo hasta que éste acabe, envejeciendo con él; o el humano, cuya permanencia en este mundo es sólo testimonial, de paso, para recibir al final de su vida el "don de los hombres", desconocido incluso para los Valar, ya que Eru se reservó el destino esos hijos sólo para Él. Por lo que ambos linajes, hombres y elfos, sólo podrían volver a encontrase tras el fin de Arda (el mundo).

Eärendil pidió pertenecer al linaje que eligiera su mujer, ya que es con ella con la que desea pasar la eternidad. Elwing eligió ser elfa. Por lo que ése fue el destino de ambos.

Acto seguido Manwë declaró la guerra a su hermano Melkor (Morgoth), y dispuso a los Valar, los Maiar a su cargo y a los elfos fieles que se quedaron en Amán y no siguieron a Feanor, a la mayor guerra que jamás vio Arda; la Guerra de la Cólera.

Estos acontecimientos cogieron por sorpresa a Morgoth, que vio como un mundo se le echaba encima. Todas las tropas de Morgoth salieron de Angband ante la embestida de Los Poderes de Amán. Los orcos perecieron con rapidez, pero incluso los poderosos balrgos con sus enormes látigos cayeron ante la fuerza de todos los Valar. En el último momento Morgoth soltó a todos los dragones alados que hicieron algo de mella en las filas enemigas; pero Eärendil con Vingilot (el barco que le había llevado a Valinor) surcando los aires (gracias al poder de los Valar) comandaba a las grandes águilas que acabaron con la última defensa del gran demonio Morgoth.

Casi todas las tropas enemigas fueron aniquiladas, los Balrogs supervivientes huyeron bajo tierra y permanecerán dormidos en el fuego y oscuridad hasta el fin de los días (salvo uno que fue despertado por los enanos de Moria y muerto casi 6000 años después por un maiar (Gandalf) enviado por los Valar para guiar a los hombres y elfos contra el poder de Mordor).

Sauron tras arrepentirse y pedir clemencia,  tuvo miedo de la condena que le podrían imponer y se escondió en el interior de la Tierra Media, sin saber que hacer y lleno de dudas.

En la batalla no participó ningún elfo de la Tierra Media, pero sí los hombres, en los dos bandos. Con los Valar lucharon los Edain, y comandándolos, un joven temerario de nombre Elros, el hijo de Eärendil y Elwing, que tras todo el tiempo transcurrido por sus padres en Amán, había crecido, y junto a su hermano mellizo, Elrond, sintío dentro de sí el destino de todo peredhil de elegir  entre las dos razas a la que pertenecían: Elros eligió la humana, convirtiéndose en antepasado de todos los reyes de Númenor, de Arnor y de Gondor, hasta Aragorn; y Elrond la élfica, manteniéndose con vida y luchando hasta la destrucción de Saurón en la tercera edad.

A los Edain, los Valar los premiaron concediéndoles un reino en medio del mar, una isla de nombre Elenna o Atlantë, donde fundarían el reino de Númenor, siendo Elros su primer rey. A partir de entonces los conocerían como los "dunedain".

La batalla fue tan feroz que los cimientos de Beleriand se derrumbaron y el mar penetró en la tierra sumergiendo el subcontiente, dejando la Tierra Media en la forma que podemos ver en la Segunda y Tercera Edad.

En cuanto a Morgorth fue encadenado y enviado mas allá del mundo a los vacíos Intemporales, de donde no debería volver más. Aunque la semilla de su mal germinará por muchos años, no sólo en la maldad de sus sirvientes, sino en el odio, las guerras y la destrucción que todavía hoy siguen presentes.

A Eärendil con Vingilot y con el Silmarillon en su frente se le encomendó la tarea de vigilar los cielos por si Morgorth regresara. Desde entonces surca todos los días el cielo custodiando el mundo y dando esperanza a los hombres que lo buscan con la mirada. Cuentan, que cuando el barco se acerca al horizonte, de una alta torre de Amán, un gran pájaro blanco sale a su encuentro, entonces su luz se ve en el cielo clara y resplandeciente, como la Luna o El Sol. Es por eso que al Lucero del Alba, o del Atardecer, en las edades antiguas lo llamaban "la Estrella de la Esperanza", y a su luz, la Luz de Eärendil.

 

by Degush

 

6 comentarios

Engage -

Me ha encantado tu explicación, en serio. Me gustaría que hicieses una narración pero más larga y de la obra completa de Tolkien, por lo menos del Silmarillion.
Sé que suena muy laborioso y exagerado, pero es que no merece menos una obra tan bella y portentosa.

Yo escribo mucho, prosa. Me gustaría charlar contigo y compartir algunas de mis creaciones.
Mi correo es: lld.engage@gmail.com
Salu2.

Belén -

Gran historia... acabo de leer el Silmarillion y mas que Luthien y Beren me gusto la de Elwing y Earendil... muy buena la sintesis aunque faltan muchos detalles, pero pz es logico al ver el tamaño del texto, me encanto el video que anexaste ... felicidades ... :)

javiloketedigo -

Me a gustado mas ke la peli del señor de los anillos, las explicado tan bien y con sus fotos ke me la he imaginado como si fuera una peli! ;)
Solo decirte ke eres un maki como ya ha dicho mi kolega montypaiton.
A !!! y por cierto ...
viVa el speK aloud !!! XD
eso me ha ayudado a imaginarmelo todo por ser una narracion con voz seria.
jajajajajajajajajaja un zalu2 Degush y otro pa tu chika.
A por cierto, cambiando de tema; toko un conciertito en jerez el dia 30 de este mes en el bar kilombo, es cerca de la granja y toca un colega mio de jeré ke es cantautor y yo tambien o antes o despues.
Total ya hablaremos ... se os KieRoOoO!!!

Degush -

Gracias, Montypayton, sabía que te gustaría. Es una historia hermosa, propia de Tolkien, cargadas de horror, muerte, odio y desesperación, que al final son vencidas por la humildad de una pequeña esperanza al que el mundo se agarra como última posibilidad. No es muy distinto, al señor de los anillos, donde todo el grandioso mal es vencido por la mas debil de las criaturas, un hobbit. En el señor de los anillos, se hace algunos guiños a esta historia, la de Earendil, como el frasco que Galadriel entrega a Frodo con un poco de la Luz de EARENDIL, para que la oscuridad se apartase cuando no quedara ninguna salida (como así ocurrió con ELLA-LA ARAÑA). Otro guiño a esta historia ocurre cuando Frodo es curado en Rivendel y se encuentra con su tío, el cuál para animarlo le cuenta una canción que los elfos le habían enseñado y trata de un marinero. En youtube he encontrado esta poesía realizada en un montaje que alguien ha hecho con imagenes del Señor de Los Anillos:

http://www.youtube.com/watch?v=ux85yBJTyHg

Chao.

montypayton -

AMIGO;no puedes hacerte una idea del tiempo que llevo esperando que publicaras algo de tolkien churra hacer gala de lo bien detallado que te a quedado el prologo,la historia es increible, eres un crak.Para cuando la pelicula?,o las peliculas?; sin duda alguna ese genio que fue tolkien vivia en un mundo aparte al nuestro, y que mundo e degush.Un abrazo AMIGO.

Degush -

Ya se que me he colao, pero no se hacerlo de otra forma.
Chao

Espero que al menos os gusten los dibujos

Chao