La esperanza en un futuro incierto.
1940. Europa y el mundo se aproximan al abismo. Tras haber gastado de forma desmesurada y acelerada la riqueza de decadas durante aquellos felices años 20, en 1929 todo hizo crash, y el mundo se sumió en una pesadilla de la que tardaría casi veinte años en despertar. Los instintos primarios se desataron, el hombre se convirtió en depredador del hombre, el vecino se convirtió en extranjero, el amigo en enemigo; y el hambre, la miseria y la desesperación llevó a la humanidad a vender su alma a su diablo particular por un pedazo de esperanza. Y como en un incendio, el mundo se calcinó en su propio odio dejando un paisaje de ruinas y cenizas. Sólo tras encontrarse con éste desolador panorama los gobiernos alentaron sus programas sociales como hasta nunca lo habían hecho para que algo así no se volviera a repetir.
En 1940 justo antes que el fuego tornará en incendio, Charles Chaplin escribió, dirigió y protagonizó "El gran Dictador", una pelícua que simulaba y parodiaba a los regimenes autoriarios de la época, en especial al Tercer Reich Aleman. En ella un judío consigue suplantar al dictador de turno, con el que tiene un parecido mas que razonable (son el mismo actor), para así destruir toda su nefasta obra. Al final del film, en un grandioso mitin, el falso dictador ofrece a la muchedumbre un discurso que se convertirá en un decálogo para las generaciones futuras.
Chaplin fue un tipo genial, y como tantos genios, aunque las tiniebas cubrieran el futuro con sombras, vislumbraba con claridad los senderos del progreso. En tiempos oscuros los codiciosos siempre intentaran camuflar sus aviesas intenciones con la necesidad apremiante de una rápida solución a los complejos problemas del mundo.
Por eso, es en esos tiempos, es en estos tiempos, cuando mas vigilantes debemos estar. Si el hombre puede apartar montañas, llegar a la Luna o descubrir el neutrino, también puede construir un mundo mejor para sus descendientes; porque como en una cadena, todos debemos ser eslabones hacia el progreso, y aunque el Paraíso quede lejos, no saldaremos nuestra deuda con nuestros antepasados sin haber dejado un poco más cerca de él a nuestros descendientes.
by Degush (Prolongacion del de Pilubarika)
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